Tome una postura, una elección a la vez
JOURNAL: ISSUE 3 - 2014
El Día de las elecciones en los Estados Unidos será el 4 de noviembre. Sería un gran día para la democracia si ese día acudiera a las urnas a votar un porcentaje de estadounidenses similar al de los escoceses, 85%, que acudieron hace un par de semanas a votar sobre el referéndum sobre la independencia.
Ese sentimiento generalmente tiene una respuesta de tipo, ‘bueno, eso era diferente; su futuro, su destino estaba en juego’. Posiblemente eso sea correcto. Sin embargo, minimizar la importancia de cualquier elección para los ciudadanos estadounidenses o canadienses constituye un grave daño a los principios de la autodeterminación por los cuales tantos han luchado y muerto en los últimos años.
Por supuesto, es posible que esta elección no resulte tan especialmente ruinosa como temen algunos o tan curativa como esperan otros. Pero en combinación con las secuelas de las elecciones anteriores, y de las que vendrán, muchos cambios incrementales, aparentemente pequeños tienen una forma de sumarse que puede tener un gran impacto para los trabajadores.
Por ejemplo, veamos los salarios. Los salarios son ‘dónde vivimos’, cómo alimentamos y vestimos a nuestra familias y les ofrecemos un techo bajo el cual vivir. Si medimos el crecimiento de los salarios en comparación con otros tipos de ingresos, ingresos de capital (ganancias de capital, intereses, dividendos etc.), a los asalariados les va mal. Desde 1970, a excepción de fines de la década de 1990, los salarios de la clase media se han estancado mientras que la riqueza entre el 1% ha aumentado. Para restituir la clase media, debemos restituir los salarios. Para los miembros del Comité Presupuestario y Administrativo (BAC, por sus siglas en inglés), esto significa elegir candidatos que apoyan los Acuerdos laborales de proyectos, las leyes vigentes sobre salarios estatales y federales, poner término al robo de salarios, aumentar el salario mínimo y financiar de manera adecuada a los organismos responsables de hacer cumplir las normas en materia de salarios y empleo. Significa elegir candidatos que entienden, reconocen y se oponen a las políticas fiscales que en parte son responsables de la importante reorganización de la riqueza que se ha apoderado del país durante las últimas cuatro décadas.
Me gustaría pedir a todos los miembros de Estados Unidos y a sus familias a que sigan el ejemplo de Escocia (inusual para este irlandés) manifiesten su voz en esta elección como si sus vidas y sus futuros dependieran de ella. Porque así es.